Ropa de inmigrantes sin papeles, hilo de algodón, pintura, látex, cera, 564x367 ctms.

IN ITINERE es una bandera española de proporciones reglamentarias, íntegramente confeccionada a mano con ropa de inmigrantes “ilegales”. Este planteamiento conceptual supone, desde el principio, tanto una contradicción en los términos como una vindicación, ya que por el mero hecho de serlo, ningún ser humano debería ser considerado como “ilegal”. Toda bandera se concibe como un espacio identitario que representa un territorio de inclusión estrictamente regulada.

Su itinerario se inició en la capilla del Museo Barjola (Gijón) el día 18 de diciembre (2013), Día Internacional del Migrante Al día siguiente, la prensa recogía el evento con el sugestivo título de “20 metros cuadrados de sufrimiento”. El enorme paño, que no deja de tener connotaciones sagradas, mide, efectivamente, casi 20 metros que pueden colgarse en la pared o descansar sobre el suelo, invitando al visitante a cruzar  sus fronteras y a adentrarse en este símbolo de la tierra española.

Este gesto entra de lleno en la paradoja performativa que la pieza propone, ya que atravesar nuestras fronteras puede ser un gesto trivial o convertirse en una espeluznante odisea que, de no frustrarse, puede culminar con la deportación, el internamiento o la muerte.

El funcionamiento simbólico de IN ITINERE es de una intensidad y un pathos acordes con las emociones que moviliza el drama de la emigración en el contexto de una globalización mutilada. Decía Lefèbvre que todo espacio es un espacio político. En este espíritu, y antes de proponernos su itinerancia por distintas instituciones, nos preguntamos, ¿sería expulsada esta bandera de los diferentes espacios expositivos a los que sería ofrecida a continuación, redoblando, así, la expulsión de que son objeto los sin papeles y convirtiendo la bandera misma en metonimia de un espacio más amplio de exclusión? El Museo Barjola fue el primero en dar cobijo a este DISPOSITIVO DE RESISTENCIA LÍRICA que aspira a remover conciencias.

No es función del artista hacer leyes, sino desautomatizar y problematizar los símbolos para hacer de ellos un utensilio en manos de la utopía, o, al menos, de la dimensión utópica de la esperanza. Esa fue la intención de las performances de Susana Villanueva y de Alonso y Marful que acompañaron la presentación de la pieza.

Esperamos que sean muchas las instituciones que compartan este pequeño breviario de humanismo portátil y alojen en su espacio esta bandera.